😤 “berrinches”: cómo acompañar las emociones de nuestros bebés con respeto
Introducción
Muchas veces, al ver llorar a nuestros hijos porque no pueden hacer algo que desean, lo llamamos “berrinche”. Pero ¿y si te dijera que eso no es rebeldía, ni mal comportamiento?
En realidad, es una manifestación completamente normal del desarrollo infantil. Un bebé pequeño no tiene aún la capacidad neurológica para regular sus emociones. Por eso, no obedece explicaciones ni entiende razones en ese momento. Solo necesita sentirse comprendido y acompañado, no castigado ni ignorado.
¿Qué está pasando en el cerebro del bebé?
Cuando un bebé llora con intensidad, su cerebro está inundado de cortisol, la hormona del estrés. En ese estado, no puede pensar con claridad ni razonar. Insistir en explicarle algo solo agrava su frustración.
🔎 Según el Center on the Developing Child (Harvard), durante los episodios de desregulación emocional, los niños necesitan primero contención y luego reflexión. El cerebro aprende mejor cuando se siente seguro, no cuando es castigado.
Lo que no ayuda: gritos, castigos o amenazas
Muchas veces, por cansancio o falta de información, podemos caer en gritos, insultos o castigos. Pero estas reacciones:
- Dañan el desarrollo emocional y cognitivo del niño
- Aumentan su inseguridad
- No enseñan a manejar emociones; solo reprimen
🔎 De acuerdo con la UNICEF y la Asociación Americana de Psicología, el castigo físico o verbal tiene consecuencias negativas a largo plazo: ansiedad, baja autoestima y dificultades para autorregularse.
Lo que sí ayuda: acompañar y validar
En esos momentos difíciles, lo más importante es no minimizar ni juzgar la emoción del niño, por más exagerada que parezca. Nuestra actitud como adultos marcará la diferencia.
¿Por qué?
Porque los niños aún no saben identificar ni gestionar sus emociones. Ese es nuestro rol como padres o cuidadores: enseñarles a reconocerlas, nombrarlas, expresarlas y regularlas.
¿Cómo acompañar un berrinche con respeto?
Paso a paso (guía práctica):
1. Espera unos segundos
Permite que el niño se exprese, aunque sea incómodo. No interrumpas el llanto de inmediato. Observa y respira.
2. Bájate a su altura y valida sus emociones
Con voz tranquila, reconoce lo que está sintiendo. Esto es clave para que se sienta seguro.
🗨️ Ejemplo:
“Sé que estás enojado porque no te dejé jugar con eso. Lo siento. Vamos a buscar una solución juntos. ¿Me dejas abrazarte?”
Si acepta el abrazo, ya has avanzado muchísimo. Ese contacto le devuelve la calma.
3. Acompaña con calma y cariño
Si aún llora, no lo razones ni lo juzgues. Solo camina con él o cámbialo de ambiente, sin hablar demasiado. Que sienta tu presencia tranquila.
4. Ofrécele agua
El agua ayuda a oxigenar el cerebro y reducir el estrés. Este pequeño gesto puede marcar un antes y un después en su estado emocional.
5. Cuando esté calmado, explica con empatía
Ahora sí, puedes explicarle con respeto qué ocurrió. Usa frases cortas y comprensibles.
“Estabas muy molesto porque querías eso. Entiendo. Pero no era seguro para ti. Te amo y siempre estaré contigo.”
Enseñar inteligencia emocional desde pequeños
Hablar con nuestros hijos sobre emociones —aunque creamos que no entienden del todo— construye una base emocional sólida. Enséñales a identificar el enojo, la tristeza, la alegría. Nómbralas. Repítelas.
🔎 Laura Markham, psicóloga infantil, señala que los niños que aprenden desde pequeños a reconocer y validar sus emociones desarrollan mayor empatía, resiliencia y autoestima en el futuro.
Respetar sus tiempos y límites
Si el niño no quiere contacto físico durante el berrinche, respétalo. Quédate cerca. Tu calma será su ancla emocional. Recuerda: no actúan así por molestarte, actúan así porque aún no saben cómo manejar lo que sienten.
Y si no les enseñamos nosotros, ¿quién lo hará?
Conclusión: la clave está en nosotros
Educar emocionalmente a nuestros hijos es un trabajo diario. Requiere paciencia, constancia y mucho amor. Pero si tú como adulto ya aprendiste a reconocer tus emociones, te será más natural acompañar las suyas.
💛 Un niño escuchado, respetado y contenido no solo deja de hacer “berrinches”. Aprende a ser un adulto emocionalmente sano.
Nota de autora
Como madre, he vivido estos momentos muchas veces. He aprendido que, más allá del llanto o la frustración, lo que mi hijo necesitaba era mi presencia firme, amorosa y silenciosa. Este texto nace de mi experiencia como mamá y de todo lo que he investigado, leído y sentido en el camino de la crianza respetuosa.
Disclaimer legal
Este artículo está basado en experiencias personales, observación y literatura psicológica actual. No reemplaza el consejo de profesionales de salud mental. Ante cualquier duda, acude a especialistas en desarrollo infantil.
Bibliografía y fuentes
- Center on the Developing Child – Harvard University (2020). Early emotional development.
- Markham, L. (2012). Peaceful Parent, Happy Kids. Piatkus.
- UNICEF (2021). Disciplina positiva en la primera infancia.
- Asociación Americana de Psicología (APA). Positive discipline strategies.
- Siegel, D. & Bryson, T. (2011). El cerebro del niño. Alba Editorial.
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Hilary
Mamá, acompañante de emociones y creadora de Sonrisas y Pañales